sábado, 28 de agosto de 2021

Un asunto delicado: Las faltas de ortografía (2).



Como ya anticipé, hoy voy a comentar algunas cosillas sobre las faltas ortográficas más habituales que he visto en los últimos libros que he leído.


1.- Faltas de acentuación. Tal vez sean las más habituales, y supongo que vienen dadas porque existen muchas palabras que a veces llevan tilde y a veces no. Algunos ejemplos:


¡Como me gustan los helados!

¡Donde se ha visto semejante cosa!

El conocía perfectamente la ciudad

Por mi no hay problema


También he observado mucho la ausencia de la tilde en formas del pasado terminadas en 'o'. Supongo que se debe a que, en muchas ocasiones, coinciden con la forma del presente. Y ahí un traductor automático seguro que no la detecta. Ejemplos:


Ayer me hablo sobre sus proyectos

No miro antes de cruzar la calle, y por eso fue atropellado

Compro gran cantidad de provisiones la semana anterior

No le pago todo el dinero que le debía


2.- Ausencia de la letra A antes de verbos comenzados por A o HA. Ejemplos:


Iré hablar con la directora

Debería dedicarse atender al público

Tras escuchar el timbre, fue abrir la puerta

El asesino estaba decidido acabar con él


Reconozco que esta falta me ha descolocado mucho. Tal vez se deba a la creencia de que dos letras A no pueden ir juntas.


3.- Un clásico: Haber y A ver.


Tenía ganas de ir al estadio haber el partido

¿Tienes calor? A ver arreglado el aire acondicionado

Haber, ¿qué novedades tenemos hoy?

Eso te pasa por no a ver estudiado


4.- Concordancia de número del verbo Haber. Al tratarse de un verbo impersonal, solo admite concordancia de número cuando actúa como auxiliar.


Habían demasiados coches en la avenida

En la habitación habían algunos niños muy pequeños

Habían más de tres pistoleros esperando instrucciones


Reconozco que esta falta ortográfica me resulta un poco más difícil de detectar. Debe ser por la costumbre de la concordancia verbal.


Nota: Aunque para mí resulta muy obvio, hago la indicación de que las palabras marcadas en negrita están todas mal escritas.

sábado, 21 de agosto de 2021

Mi opinión.- Café y cigarrillos para un funeral, de Roberto Martínez Guzmán.



Hola curiosos/as, me alegro de que estéis otra vez por este humilde rincón de un simple aficionado a las novelas de intriga y ficción. Siempre es motivo de alegría ver que lo que uno hace le interesa un poco a alguien. Hoy os traigo una novela de suspense con un toque macabro muy interesante.

Al grano. Una de las manías que tengo es que los libros cortos, necesariamente, adolecen de desarrollo. Digamos que se quedan muy en la superficie de las cosas y no profundizan demasiado en casi nada. Pues bien, este libro me ha demostrado que esto no siempre es así. Quiero decir que no es necesario siempre alargar las tramas para que estas sean interesantes. En esta ocasión la historia me ha atrapado desde su mismo inicio, y lo cierto es que me ha mantenido el interés hasta la última página. De este autor gallego ya había leído 'La suerte de los idiotas', y también me gustó bastante. No es por tanto descabellado decir que está siendo uno de los autores que, dentro de su género, me está gustando más. No descarto, por tanto, leer más adelante el resto de sus obras. Pero bueno, vayamos a la miga del asunto.


El argumento


Un traumatólogo de Ourense lleva recibiendo, desde hace un año, unas curiosas amenazas de muerte. Curiosas y macabras, por cierto. El caso es que cada mes le llega por correo una carta donde se asegura que el mismo día de su cumpleaños, y a las siete exactamente, va a morir. ¿Por qué ese día y a esa hora? Pues porque es el día que cumple los 50 años, y la hora en la cual nació. En principio no se toma el médico el asunto muy en serio, ya que podría ser obra de cualquier 'gracioso' con ganas de montar un numerito. Pero resulta que, conforme la fatídica fecha se va acercando, decide ir a la policía a contarlo todo. Sí, claro, tiene miedo y busca protección. No sabe quién puede ser el autor de las amenazas, y este será el trabajo de la inspectora Eva Santiago. Lo cierto es que cuando declara en sede policial ya queda muy poco tiempo para que llegue el día de su nacimiento, y entonces todo se convertirá en una carrera contrarreloj para intentar desbaratar los planes de su supuesto asesino, eso suponiendo que todo no se trate de una simple broma de mal gusto, claro.


No me ha gustado


Como para mí el libro perfecto no existe, siempre incluyo este apartado, en el cual nadie quiere verse citado. Pero bueno, reconozco que no hay una sola objeción ni medio negativa a esta novela. No se me ocurre nada que me haya disgustado o que no me haya cuadrado en el desarrollo de la historia, la verdad.


Lo mejor


Sin duda el suspense. Te engancha desde la primera página, y te obliga a pensar quién puede tener interés de acabar con la vida del médico. Y sobre todo ¿por qué recurre a este peculiar sistema de amenazas? ¿Tal vez se trate de algún paciente descontento? Podría ser... o no. ¿Quizá su exmujer? No seré yo quien lo revele.


¿Libro recomendable?


Sin duda. Muy indicado para amantes del suspense.



Bibliografía de este autor


- Muerte sin resurección.

- Café y cigarrillos para un funeral.

- Siete libros para Eva.

- La suerte de los idiotas.


Contacto en Twitter: @RMartinezGuzman


Dónde comprar el libro: En Amazon.

sábado, 14 de agosto de 2021

Un asunto delicado: Las faltas de ortografía (1).


Todos los que seguís mis andanzas en Twitter ya sabéis de sobra que soy un aficionado a la literatura fantástica y de intriga/suspense. Eso no es ningún secreto. También sabéis que un buen día me dio por comentar en este blog los libros que iba leyendo, eso que llaman reseñas. Dichas reseñas, no hace falta ser un genio para adivinarlo, terminan siendo una publicidad más para el escritor. Ciertamente mucha gente las lee y se basa en ellas para adquirir, o no, sus novelas. Dicho de otra manera: las reseñas tienen su importancia, o al menos eso aseguran muchos.

Antes de nada me gustaría indicar algo obvio: lo más fácil en esta vida siempre es no hacer nada. De esta manera, no molestas a nadie ni te creas problemas de ningún tipo.

Cuando das tu opinión sobre una novela estás mostrando a los demás tus gustos, pero además dejas a entrever lo que no te agrada. Es decir, de alguna manera te expones a la crítica. A mí eso no me da miedo, tal vez sea porque no soy ningún profesional, y eso me permite expresarme sin pensar mucho en lo que pensará nadie. Es evidente que habrá gente con la que coincidirás y otros con los que no. ¿Y qué? Realmente todo funciona así: la música, el teatro, la pintura, el deporte...

Como soy persona que leo bastante de todo, y que además me atrevo con los escritores noveles, pues ¿qué queréis que os diga? Uno acaba leyendo obras de lo más variopintas y con muy diferentes niveles en cuanto a la calidad del producto.

A todos nos gusta que los demás hablen bien de nosotros, de eso no cabe duda. El problema es que esto no siempre es posible cuando damos nuestra opinión sobre un libro. No seré yo quien diga si una novela es buena o mala, en eso nunca entro, pero sí que diré si a mí me gustó o no, y sobre todo indicaré el porqué.

Pues bien, el caso es que he podido comprobar que una de las cosas que más desagradan a los escritores es que menciones que has encontrado faltas ortográficas en su obra. Curiosamente, no les molesta tanto si comentas que la trama no te ha acabado de gustar, o que te parece muy rebuscada toda la historia, por citar un par de casos. ¿Por qué creo yo que esto sucede?


"A mí nadie me dice cómo debo escribir"


Tengo la impresión de que cuando hago mención a las faltas ortográficas es como si le dices a un tenista que no sabe ni por donde se coge la raqueta, o a un futbolista si sabe si el balón es redondo o cuadrado. Vaya, que parece que le estés diciendo al escritor que es un ignorante. Esto no es así, y voy a intentar explicar el asunto.

En primer lugar, la gran mayoría de escritores tiene un dominio medio/alto del lenguaje, al menos del lenguaje más habitual. Hay que tener en cuenta que un libro, digamos medio, contiene unas 45.000 palabras, por lo que si aparecen 10 faltas, el porcentaje es realmente bajísimo (por cierto, si una misma falta aparece 100 veces en una novela, para mí es una falta, no 100).

En segundo lugar, hay que tener en cuenta que muchos autores, especialmente los noveles, no cuentan con correctores. Y esto tiene su lógica: si no saben si van a vender algún libro, también son ganas de gastarse un dinero en un profesional. Con el tema de las portadas sucede lo mismo, y así son muchos los que se la guisan y se la comen, como dicen por ahí.

Os puedo asegurar que he leído libros con muchas faltas, demasiadas para mi gusto. Y debo reconocer que deslucen bastante la obra. En mi caso, no tengo el más mínimo interés de poner a parir a nadie, pero sí que intento llamar la atención sobre un hecho que creo que debería ser mejorado, siempre desde un punto de vista constructivo. Punto.

Me llaman mucho la atención las faltas básicas de acentuación, ya que con un simple corrector ortográfico, que ya va incorporado en los procesadores de textos, este asunto podría quedar solucionado. Lo que sucede es que existen muchas palabras que a veces llevan tilde y otras no (cuando, como, porque, el, mi, que, donde, cuanto...), y esto no es tan sencillo de corregir para un corrector electrónico.


En resumen


Todo el mundo comete algunas faltas de ortografía, eso parece inevitable, pero en ningún caso ello implica que el autor descuide su obra o falte al respeto al lector. Eso sí, conviene reducirlas tanto cuanto sea posible, ya que el exceso puede implicar que la persona lectora ya no repita y opte por descartar a ese autor/a para siempre. Pensemos que la oferta editorial es monstruosamente grande, y por tanto hay muchísimo donde elegir.


En un próximo post, hablaré sobre las faltas más habituales que me he ido encontrando en mis lecturas. Ya adelanto que algunas son hasta divertidas. Hasta la próxima, querida policía lingüística.

viernes, 6 de agosto de 2021

Mi opinión.- El hombre de la gasolinera, de Francisco Javier Sánchez Manzano.

 

Antes de nada, agradecer al autor el detalle de enviarme un ejemplar del libro. Dicho esto, entremos en materia. Este es un libro intenso, complejo y con un alto poder de adicción. Desde luego entretiene mucho, de eso no hay ninguna duda. Se trata de una novela con grandes personajes, que de alguna manera homenajea al western clásico. Tampoco faltan varios guiños cinematográficos, el autor es un experto en cine y eso se deja notar. Otro elemento evidente son ciertos toques filosóficos sobre la vida, el pasado, el futuro, la soledad, las oportunidades perdidas... en fin, que tiene reflexiones de lo más variado.

El argumento

Matt Lucas, el protagonista principal, es un hombre atormentado, que huye de su pasado e intenta rehacer su vida trabajando en una solitaria gasolinera en pleno desierto americano de Utah. En apariencia allí encuentra cierta paz espiritual que le mantiene en un estado emocional más o menos estable. Poco a poco iremos descubriendo su pasado, él mismo lo irá relatando en primera persona, y entonces se irá entendiendo su actual situación personal. ¿Qué puede llevar a alguien a aspirar a pasar sus días en soledad en una zona tan desértica? La respuesta es: huir de un tormentoso pasado.

Por otra parte, la que podríamos llamar segunda protagonista, Emily Macer, es una periodista atractiva y ambiciosa cuya obsesión por ascender en el escalafón profesional la llevará a entrevistar a tres supuestos héroes: tres jóvenes que tiempo atrás consiguieron evitar una masacre terrorista en un tren con destino a Berlín, y que fueron por ello debidamente condecorados.

Así pues, la novela cuenta con dos protagonistas esenciales, que terminarán conociéndose, estableciéndose entre ellos un curioso vínculo.

No me ha gustado

- Me ha descolocado mucho el final, no me ha terminado de convencer. Da la impresión de que todo termina de una forma demasiado abrupta, sin aclarar, de hecho, algunas circunstancias relevantes relativas a Matt Lucas. En cuanto a la trama de Emily Macer, pasa un poco lo mismo: la historia da un corte seco y ya no se sabe nada más de ella.

Lo mejor

- Muchas cosas: Las dos tramas en sí mismas son muy interesantes y adictivas. Están bastante bien descritas, así como las personalidades de ambos protagonistas. Cuando Matt comienza a desvelar su pasado en Japón la cosa se pone muy interesante, y es a partir de este punto cuando comienzas a entender gran parte de su forma de pensar y de actuar. Por su parte, las investigaciones de la periodista Emily Macer llevan la trama a un punto muy intrigante, ya que tal vez la historia de los héroes del tren no sea exactamente como se cuenta.

¿Libro recomendable?

Claramente sí. Novela con alto poder 'enganchante', de las que mantienen la intriga en todo momento. Creo que gustará a los amantes del misterio y la novela negra en general. No se hace pesada en ningún momento, e incluso puede quedar la sensación de ser un poco corta, de que la historia podría haberse alargado un poco más.

Bibliografía de este autor:

 

- El dios de la ira.

- El centinela del desierto.

- El día azul de la venganza

Contacto en Twitter: @fjaviersanmanz

Dónde comprar el libro: En https://Amazon.es y en https://www.todostuslibros.com