Un asunto delicado: Las faltas de ortografía (1).
Todos
los que seguís mis andanzas en Twitter ya sabéis de sobra que soy
un aficionado a la literatura fantástica y de intriga/suspense. Eso
no es ningún secreto. También sabéis que un buen día me dio por
comentar en este blog los libros que iba leyendo, eso que llaman
reseñas. Dichas reseñas, no hace falta ser un genio para
adivinarlo, terminan siendo una publicidad más para el escritor.
Ciertamente mucha gente las lee y se basa en ellas para adquirir, o
no, sus novelas. Dicho de otra manera: las reseñas tienen su
importancia, o al menos eso aseguran muchos.
Antes
de nada me gustaría indicar algo obvio: lo más fácil en esta
vida siempre es no hacer nada. De esta manera, no molestas a
nadie ni te creas problemas de ningún tipo.
Cuando
das tu opinión sobre una novela estás mostrando a los demás tus
gustos, pero además dejas a entrever lo que no te agrada. Es decir,
de alguna manera te expones a la crítica. A mí eso no me da miedo,
tal vez sea porque no soy ningún profesional, y eso me permite
expresarme sin pensar mucho en lo que pensará nadie. Es evidente que
habrá gente con la que coincidirás y otros con los que no. ¿Y qué?
Realmente todo funciona así: la música, el teatro, la pintura, el
deporte...
Como
soy persona que leo bastante de todo, y que además me atrevo con los
escritores noveles, pues ¿qué queréis que os diga? Uno acaba
leyendo obras de lo más variopintas y con muy diferentes niveles en
cuanto a la calidad del producto.
A
todos nos gusta que los demás hablen bien de nosotros, de eso no
cabe duda. El problema es que esto no siempre es posible cuando damos
nuestra opinión sobre un libro. No seré yo quien diga si una novela
es buena o mala, en eso nunca entro, pero sí que diré si a mí me
gustó o no, y sobre todo indicaré el porqué.
Pues
bien, el caso es que he podido comprobar que una de las cosas que más
desagradan a los escritores es que menciones que has encontrado
faltas ortográficas en su obra. Curiosamente, no les molesta tanto
si comentas que la trama no te ha acabado de gustar, o que te parece
muy rebuscada toda la historia, por citar un par de casos. ¿Por qué
creo yo que esto sucede?
"A
mí nadie me dice cómo debo escribir"
Tengo
la impresión de que cuando hago mención a las faltas ortográficas
es como si le dices a un tenista que no sabe ni por donde se coge la
raqueta, o a un futbolista si sabe si el balón es redondo o
cuadrado. Vaya, que parece que le estés diciendo al escritor que es
un ignorante. Esto no es así, y voy a intentar explicar el asunto.
En
primer lugar, la gran mayoría de escritores tiene un dominio
medio/alto del lenguaje, al menos del lenguaje más habitual. Hay que
tener en cuenta que un libro, digamos medio, contiene unas 45.000
palabras, por lo que si aparecen 10 faltas, el porcentaje es
realmente bajísimo (por cierto, si una misma falta aparece 100 veces
en una novela, para mí es una falta, no 100).
En
segundo lugar, hay que tener en cuenta que muchos autores,
especialmente los noveles, no cuentan con correctores. Y esto tiene
su lógica: si no saben si van a vender algún libro, también son
ganas de gastarse un dinero en un profesional. Con el tema de las
portadas sucede lo mismo, y así son muchos los que se la guisan y se
la comen, como dicen por ahí.
Os
puedo asegurar que he leído libros con muchas faltas, demasiadas
para mi gusto. Y debo reconocer que deslucen bastante la obra. En mi
caso, no tengo el más mínimo interés de poner a parir a nadie,
pero sí que intento llamar la atención sobre un hecho que creo que
debería ser mejorado, siempre desde un punto de vista constructivo.
Punto.
Me
llaman mucho la atención las faltas básicas de acentuación, ya que
con un simple corrector ortográfico, que ya va incorporado en los
procesadores de textos, este asunto podría quedar solucionado. Lo
que sucede es que existen muchas palabras que a veces llevan tilde y
otras no (cuando, como, porque, el, mi, que, donde, cuanto...), y
esto no es tan sencillo de corregir para un corrector electrónico.
En
resumen
Todo
el mundo comete algunas faltas de ortografía, eso parece inevitable,
pero en ningún caso ello implica que el autor descuide su obra o
falte al respeto al lector. Eso sí, conviene reducirlas tanto cuanto
sea posible, ya que el exceso puede implicar que la persona lectora
ya no repita y opte por descartar a ese autor/a para siempre.
Pensemos que la oferta editorial es monstruosamente grande, y por
tanto hay muchísimo donde elegir.
En
un próximo post, hablaré sobre las faltas más habituales que me he
ido encontrando en mis lecturas. Ya adelanto que algunas son hasta
divertidas. Hasta la próxima, querida policía lingüística.