sábado, 29 de mayo de 2021

Los polinesios y el mercado

La Isla de Pascua o Rapa Nui pertenece actualmente a Chile, y más concretamente a la región de Valparaíso. Aunque muchos lo desconocen, no se trata de un territorio deshabitado. Allá moran humanos,si bien su número no llega a los diez mil habitantes. Conviene tener en cuenta que el territorio poblado más cercano se halla a unos dos mil kilómetros al oeste; se trata de las islas Pitcairn, un territorio británico. 

 

A casi todo el mundo le suena la Isla de Pascua por ser allí donde se hallan ubicadas las famosas estatuas monolíticas humanoides llamadas Moais, cuya construcción a día de hoy no se sabe a ciencia cierta cómo fue realizada. Constituyen el principal atractivo turístico del lugar y hay más de 900. Se dice que fueron construidas por los habitantes polinésicos entre los siglos IX y XVI. Hasta aquí todo conocido y normal. ¿Normal, cómo que normal? Los investigadores concluyeron que los primeros pobladores de la isla fueron los llamados polinesios, cuyos conocimientos de la navegación, se supone, eran escasos en aquellas épocas. Tan escasos que recorrieron con rudimentarias balsas miles de kilómetros hasta hallar Rapa Nui y establecerse allá... ¿pero eso es posible? Bueno, es muy difícil, pero el explorador noruego Thor Heyerdahl probó en el año 1947 que sí. Hizo construir una primitiva balsa y preparó una expedición marítima con el fin de demostrar la posibilidad de que el poblamiento de la Polinesia se hubiese llevado a cabo vía marítima desde América del sur. Estamos hablando de la conocida como expedición Kon-Tiki. Heyerdahl recorrió en unos 100 días casi 7000 kilómetros por el océano Pacífico. Toda su tripulación llegó a tierra firme sana y salva.

Seguramente a estas alturas te estarás preguntando para qué estoy contando esta historia. En realidad pretendo hacer un pequeño paralelismo con los escritores que empiezan. Digamos que podrían ser los antiguos polinesios, gente supuestamente ignorante pero con conocimientos muy avanzados sobre el funcionamiento de las normas marítimas, surcando el océano sobre barcas muy frágiles e inseguras, y obviamente carentes de cualquier motor. Pues así y todo consiguieron algo que a día de hoy parece imposible. Lo que sucede es que cuando alguien como Heyerdahl demuestra que es posible, el asunto toma una dimensión completamente diferente. Sí, lo difícil es posible, esa podría ser la conclusión más evidente.

El escritor novel, cargado de ideas e ilusión, puede crear una gran novela, de eso no hay duda. Muy pocos admitirán esta idea, ya que lo más normal es que esto no sea así. Yo les remito a los polinesios. Lo que hicieron también era 'imposible'. No nos engañemos, la gran mayoría nunca leerá la obra de un escritor novel, ¿para qué hacer eso? que experimenten los demás. Ese es su pobre punto de vista.

Pero claro, a fin de cuentas los polinesios, de alguna manera, dependían de ellos mismos. Los escritores noveles claramente no. Existe una cosa llamada mercado que lo condiciona todo. ¿Para qué sirve escribir una gran novela si nadie la lee? La respuesta me la dio hace poco un escritor americano: "Nadie compra lo que no conoce". Es decir, hay que ser conocido. ¿Y cómo puede alguien llegar a ser conocido si nadie le da la oportunidad?. Ese es el tema, y no tiene una fácil solución, desde luego. Y más cuando vemos que aquí se vende más cualquier libro basura redactado por un famosillo de TV o un político que por un escritor digamos con cierta cultura.

El polinesio creía en lo que hacía, de lo contrario no lo hubiera hecho, claro. El escritor, cuando en su hipotética travesía marina llega a la isla deseada, contempla que posee un activo volcán y que es mejor salir de allí remando con todas sus fuerzas. Cuestión de supervivencia. Entonces es cuando se da cuenta de que está en medio del mar y desconoce su propio destino.

Y ahora es cuando toca sustituir la isla del volcán por esa cosa tan extraña y caprichosa llamada mercado.


 

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