viernes, 23 de abril de 2021

Mi opinión.- La fuga de Netflix, de Daruma Neko.

 


Hacía bastante tiempo que no leía cosas de este estilo: ciencia ficción distópica. Y eso que fue el género con el que se puede decir que me inicié en la lectura de novelas. Me ha recordado, inevitablemente, a aquellos inicios.

Antes de nada, decir que yo creo que este tipo de historias están muy orientadas a un tipo específico de lector: a aquel que quiera evadirse de la realidad cotidiana y sumergirse en universos diferentes. 

Este libro no es autoconclusivo y se trata de una primera parte, por lo que le siguen otros.

El argumento

La acción se desarrolla en el futuro, en una megaurbe de 43 millones de habitantes llamada Ciudad Axila. Una ciudad repugnante, contaminada, donde conviven los más ricos y los más pobres. Eso sí, en espacios muy diferentes.

La polución lo ocupa todo, creando una nube de porquería que apenas deja ver más allá. En esta ciudad llena de corrupción cada uno intenta sobrevivir como puede, y los peces gordos trafican con drogas o con lo que haga falta. De hecho, el protagonista principal, Netflix, trafica con uno de los bienes más escasos y preciados: el agua. El tipo se hace rico con su comercio, ya que en el planeta casi no queda, y la poca que hay va a parar a los ricos, que riegan sus enormes parcelas de jardines sin apenas limitación, mientras los pobres mueren de sed cada día.

Netflix es víctima de una traición por parte de un colaborador suyo, lo que le obligará a una huida desesperada, tras ser declarado como enemigo público. Policías, drones, y hasta el ejército irán detrás de él para ajustar cuentas.

Por suerte para él, conoce a una chica llamada Toxina que le ayuda a escapar por bien poco de una muerte casi segura. Entre ellos se establecerá una curiosa relación de amistad. Ambos son politoxicómanos, como muchos, van armados y desafían prácticamente cualquier norma establecida. La máxima en Ciudad Axila es sobrevivir, a costa de quien sea.

Las drogas ocupan un papel muy importante en toda esta historia, y así el protagonista no para de meterse sustancias de todo tipo sin apenas control. Como si no hubiese un mañana, ¿pero realmente lo hay?

No me ha gustado

- Bueno, no creo que esto sea ningún fallo, pero el uso de expresiones y palabras típicas sudamericanas podrían desconcertar a algunos por aquí: “atorrantes”, “pelotudo”, “no manches, wey”, “la astuta y dura Toxina sabía cómo ponerle puerco”…

- En el texto aparecen muchas palabras para mí extrañas, tal vez japonesas. De hecho, al final del libro se incluye un 'Glosario Niponjin', donde se explica su significado. ¿Vosotros conocéis qué es Hibakusha, Omotenashi, Inemuri o Ijime? Yo no tenía ni idea. Y aunque entiendo que estas palabras forman parte del todo del ambiente de la novela, pueden liar un poco al lector.

Me ha gustado

- Me gustan los ambientes paranoicos de la ciencia-ficción, y en esta novela de eso hay y mucho. Me ha llamado la atención La Iglesia del culto a Kurt Cobain (antiguo cantante del grupo Nirvana), el Frente de Liberación Vegano o los enfermos afectados por el DAI (desorden de adicción a Internet). Algunas ocurrencias resultan divertidas, como el avión con discoteca incluida, el bosque artificial o la piruleta de champán, ¿alguien la ha probado?

- El entorno infecto y repugnante de la ciudad. Me lo he creído, he sentido como si yo mismo estuviese allí.

- Diría que el ambiente de esta novela viene a ser una mezcla de la estética Matrix combinada con excesos de drogas, tipicos de escritores como Philip K. Dick.

En resumen

Creo que este tipo de relatos divertirá a los más adictos a la ciencia-ficción, y no creo que interese mucho al resto, dado el asunto de que trata. A mí me ha entretenido, es un libro corto, y cada página esperaba encontrarme con alguna sorpresa inesperada. Desde luego, no te aburres, tiene su acción.

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